EL MUNDO
23 febrero 2011
Rejuvenecer las
células para estudiar el envejecimiento
María Valerio
Reprograman las células de pacientes con una rara
enfermedad, progeria. Este modelo de estudio
acelerará la búsqueda de tratamientos para ellos. El trabajo ha sido dirigido
por el español Juan Carlos Izpisúa.
Con
sólo cuatro años, el niño de la imagen no sólo tiene un aspecto de anciano,
también muchos de sus tejidos y órganos internos sufren un raro envejecimiento
prematuro. Él es una de las pocas decenas de personas en el mundo afectadas de progeria, una patología muy infrecuente cuyos genes podrían
esconder las claves para entender qué ocurre en el organismo humano a medida
que cumplimos años.
La
progeria, también llamada síndrome de Hutchinson-Gilford, es un
envejecimiento acelerado del organismo, cuyos afectados rara vez viven más allá
de los 13 años. Generalmente, los pacientes fallecen por una complicación tan
asociada a la vejez como la aterosclerosis (una obstrucción o endurecimiento de
las arterias).
En
el último número de la revista 'Nature', un grupo de
investigadores del Instituto Salk de La Jolla (California, EE.UU.), encabezados por el español Juan
Carlos Izpisúa, han sido capaces de reproducir en el
laboratorio el proceso de senectud que sufren las células de las personas con progeria (que envejecen a un ritmo entre ocho y 10 veces
superior al de la población general).
Marcha atrás en el tiempo
Y
lo han hecho 'jugando' con el reloj biológico de células obtenidas de pacientes
con progeria. Tomando muestras de fibroblastos de su
piel (un tipo de tejido conectivo), el equipo de Izpisúa
las hizo retroceder en el tiempo, devolviéndolas a su estadío
embrionario. Es decir, mediante una combinación de cuatro genes, las células de
la piel dieron 'marcha atrás' en el tiempo y se convirtieron en células madre
similares a las embrionarias (las denominadas iPS).
Para
su sorpresa, este proceso de reprogramación permitió 'borrar' todos los
defectos característicos de los fibroblastos con progeria
y devolverles una apariencia totalmente sana y 'juvenil' (como los de una
persona sana). El más característico de estos fallos es la acumulación de una
proteína defectuosa (la progerina), donde debería
estar la lamina A, la encargada de dar estabilidad al núcleo de las células.
Cuando
esas células embrionarias sanas fueron reprogramadas de nuevo, esta vez hacia
músculo liso, recuperaron de nuevo todas sus características de 'ancianidad'.
La ventaja, explica Izpisúa, es que todo este viaje
en el tiempo ha podido realizarse en sólo dos semanas, frente a los 80 años que
tardaría un organismo humano normal en envejecer. Precisamente, esa 'lentitud'
del paso de los años dificulta mucho el estudio del envejecimiento, algo que
podría cambiar a partir de ahora con este modelo de estudio.
Como
explica Izpisúa a ELMUNDO.es
hasta ahora, todos los estudios sobre envejecimiento se han realizado en
modelos animales, como la mosca, el gusano o el ratón. "Éste, al
realizarse en humanos, nos puede servir como modelo para el estudio de la vejez
en el hombre".
De
hecho, explica, al ser capaces de "rejuvenecer el núcleo envejecido de la progeria" se abre la puerta al estudio de los
mecanismos genéticos del envejecimiento y, lo que sería aún mejor, "a la
búsqueda de compuestos químicos que puedan alterar este proceso natural en
humanos".
Como
añade por su parte otro especialista español en genética y envejecimiento,
Carlos López Otín, catedrático de la Universidad de
Oviedo, el estudio es una muestra más del gran valor de la estrategia de reprogramación
celular diseñada en 2006 por el japonés Shinya Yamanaka (que permite devolverles propiedades
embrionarias). Y aunque recuerda que este tipo de trabajos no tienen por ahora
aplicaciones clínicas para los pacientes, "su importancia radica en la posibilidad
de crear modelos celulares que permitan investigar en el laboratorio procesos
tan complejos como del envejecimiento prematuro".
López
Otín, que no ha participado en esta investigación,
también confía en que estas células reprogramadas "sean un complemento muy
útil a los ratones con progeria creados en nuestro
laboratorio mediante mutaciones genéticas, y que serán fundamentales para
ensayar futuras terapias".